Wallpapers and Backgrounds of the Chelsea FC captain and the Belgium national team
Eden Hazard, el hombre de la gambeta infalible y determinante para que Bélgica haga historia en el pasado mundial de Rusia 2018 en donde la selección Belga alcanzo el tercer puesto.
Reseña:
Eden tenía cinco años, era demasiado pequeño para pasar por encima de la valla de madera, así que encontró un espacio para hacerlo por debajo y poder llegar al campo de fútbol”, cuenta su padre Thierry, que fue uno de sus primeros entrenadores.
Entre los 5 y los 10 años, Eden llevó la camiseta de un club que ha marcado a tres generaciones de los Hazard: el abuelo Francis fue miembro fundador del Stade Brainois en 1969, el padre Thierry fue jugador y llegó a la segunda división belga, y Eden y sus hermanos -entre ellos Thorgan, también actual internacional belga- también pasaron por allí.
Si Eden Hazard se ha convertido en un ícono del fútbol lo debe en gran medida a las centenares de horas que pasó golpeando el esférico en ese campo, situado estratégicamente justo al lado de su casa.
“No había columpio en casa de los Hazard, solo balones. El de Eden, pero también los que los jugadores del Braine enviaban torpemente por encima de la valla”, contaba en 2016 Pascal Demoitiez, dirigente histórico del club.
Él vivió directamente la eclosión de Eden y comprendió desde muy pronto que “ese muchacho tenía algo por encima del resto”.
“A mediados de los años noventa (Eden tenía 6 o 7 años), cuando el campo había sido sembrado de nuevo, recuerdo que descubrí a un niño que estaba jugando allí pese a que no estaba permitido. Reconocí a Eden, que con los pies desnudos y desde los dieciséis metros, enviaba el balón sistemáticamente a la escuadra. Quedé impactado por ese muchacho, que apenas levantaba unos palmos del suelo”, recuerda Pascal Demoitiez.
Su primer entrenador oficial, Michaël Pauly, afirma que desde el principio sabía que Eden iba a llegar lejos.
“Tras un primer entrenamiento le dije a mi padre (entonces presidente del club) que teníamos un superdotado. Era Eden”, señala.
En cada torneo, incluso en los que tenían presencia de equipos venidos del extranjero, Eden Hazard era elegido el mejor jugador.
“Había que estar ciego para no ver sus cualidades”, afirma el padre del futbolista. “Pero le dijimos que no debía soñar mucho con una carrera profesional, uno nunca sabe qué te reserva la vida, no quería que sufriera una gran decepción”, recuerda.
Hasta los 10 años, Eden deleitó en el Stade Brainois, cuyos dirigentes lamentan no haber recibido nunca ninguna indemnización por la formación de este diamante, ya que ese concepto solo es retribuido a partir de los 10 años, justo la edad en la que Eden dejó Braine-le-Comte (a 50 km de la frontera francesa) para ir al Tubize, un club cuyo primer equipo estaba entonces en la segunda división belga.
Lo que vino después es una historia mucho más conocida: Hazard ingresó en el centro de formación del Lille francés a los 14 años y debutó en la Ligue 1 a los 16, estando cinco años antes de marcharse a Inglaterra.
Ahora es una estrella en el Chelsea, y ayudó a Bélgica a alcanzar el histórico tercer puesto en el Mundial de Rusia 2018.